El árbol de las prácticas contemplativas
“The Center for Contemplative Mind in Society” ha creado esta ilustración sobre las prácticas contemplativas, no es un trabajo exhaustivo pero sí que nos da un esquema para ubicar y entender el origen y la relación en la prácticas contemplativas. Según sus propias palabras:
«En el Árbol de las prácticas contemplativas, las raíces simbolizan las dos intenciones que son la base de todas las prácticas contemplativas. Las raíces abarcan y superan las diferencias de las tradiciones religiosas que dieron origen a muchas de las prácticas, y permiten ubicar e incluir nuevas prácticas que se han creado o se están creando en contextos seculares.
Las ramas representan diferentes grupos de prácticas. Por ejemplo, Prácticas de quietud, que se centran en aquietar la mente y el cuerpo con el fin de desarrollar la calma y la concentración. Prácticas generativas que pueden tomar formas diferentes, pero que comparten el objetivo común de generar pensamientos y sentimientos, tales como devoción o compasión. (Hay que tener en cuenta que esta clasificación no es definitiva, y muchas prácticas podrían incluirse en más de una categoría).”
Qué son las prácticas contemplativas.
Las prácticas contemplativas son muy variadas, adoptan diversas formas y provienen de diversas tradiciones de todo el mundo.
Las prácticas contemplativas cultivan la indagación, a veces se centran en la concentración y la experiencia directa con el objeto simple, a veces se centran sobre ideas o procesos complejos. Incorporadas a la vida cotidiana, actúan como un recordatorio para conectar con lo que encontramos más esencial o significativo en nuestras vidas. Pueden ayudarnos a desarrollar la empatía y la comunicación, a mejorar la concentración y la atención, a reducir el estrés y aumentar la creatividad, todo ello sustentado en enfoque amoroso y compasivo de la vida.
En medio de la actividad frenética y la tendencia a la dispersión y la distracción que a veces nos arrastra en la cotidianidad, las prácticas contemplativas nos acercan a una actitud práctica, radical y transformadora. El desarrollo de capacidades para la concentración profunda y la calma y la observación de la mente nos ayudan explorar el significado, propósito y los valores que guían nuestra vida.
Algunas personas encuentran que, las prácticas físicas activas, como el yoga o tai chi, funcionan mejor para ellos. Otros encuentran alimento en las prácticas quietud y silencio, como la meditación consciente. Algunas personas encuentran que los rituales enraizados en una tradición religiosa o cultural calman su alma. Algunas se practican en soledad pero otras se desarrollan en contextos grupales apoyando la reflexión y la transformación de los contextos sociales.
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